- Vie Abr 07, 2017 12:08 am
#583233
La alopecia tiene la enorme ventaja y el gran inconveniente de que no te quedas calvo de un día para otro. Casi siempre -porque aveces no- la alopecia es un proceso más o menos lento, que dura media vida, o con suerte, hasta toda la vida.
¿Porque es importante raparse aún sabiendo que no me va a quedar bien?
Por una razón esencial y maravillosa que es perder el temor a que quedarse calvo. Esa daga que te agua la fiesta cada vez que compruebas en el espejo que has perdido más densidad. Esa preocupación odiosa de no encontrar un peinado que te quede bien.
El raparse no es una acción estética.
El raparse ha tenido muchas significaciones a lo largo de la historia. Desde la entrada a una institución militar, a la celebración, incluso, de grandes golpes de suerte.
Actualmente el raparse en el mundo occidental tiene una significación social de reivindicación identitaria en el que te demuestras a tí mismo y a los demás que puedes vivir sin pelo. Y esto es muy reciente.
Que quede bien o que quede mal es secundario.
En una sociedad de espectadores la imagen ha tomado una importancia abrumadora. Al mismo tiempo que ocurria eso, conforme pasamos de ser actores a espectadores, cantidad de hombres comenzaron a raparse y hoy constituye ya casi de facto una moda.
Por todos sistios ves hombres con la cabeza afeitada, algo anecdótico hace un par de décadas. Jovenes, mayores, guapos, feos... Se ha generalizado hasta tal punto que ya no te llama la atención.
Yo pienso que esto no es casual o que tenga una razón de ser estética, sino que es algo social.
Uno puede interpretarlo como una nueva imposición, una moda que viene a ser la falsa solución a la calvicie. Eres calvo, pues rápate que no pasa nada. Pues sino pasa nada, rápate tú. Piensa uno.
Pero cuando son cientos de miles de hombres los que toman esa determinación tan radical puede entenderse que se trata de un reivindicación colectiva de los calvos y no de algo impuesto.
Se interprete como se interprete, lo cierto es que al raparte estás enfrentando de cara tu gran miedo, el perder el pelo y verte calvo.
El raparme me ayudó muchísimo a tener seguridad respecto a la indeterminación de no saber cuando y como me quedaré calvo. Ya no me preocupa tanto como antes la falta de densidad, estoy mucho más agusto con mi imagen de lo que lo estaba antes de dar ese paso.
Tambien me ayudó a confrontar a los demás, todas sus reacciones, muy hostiles y crueles aveces. Muy dramáticas. Exageradamente dramáticas. Ahí es cuando el pelo cobra toda su relevancia social y te das cuenta de toda la magnitud del condicionamiento identitario. Es solo pelo, yo sigo siendo exactamente la misma persona, piensas. Los condicionamientos por la imagen dejan de ser algo progresivo y pasa a convertirse en algo radical.
Tras aquella experiencia que duró casi medio año volví a dejarme el pelo crecer, y la verdad es que ahora disfruto mucho más de lo que me queda y espero seguir haciendolo en los años que están por venir.
Es posible que mi alopecia tenga o no una solución, pero yo ya he dejado de percibirla como un problema. Tengo falta de densidad. Si. Me afea la imagen. Si. Pero ¿Y qué? Hay miles de historias mucho más graves que eso y eso no me va a impedir vivir felizmente. Me condicionará. Si. Pero de hacerlo hasta un punto insoportable tengo opciones radicales y tengo el valor de afrontarlas.
Yo animo desde aqui, de la misma forma que a mi me animaron, a aquellos chicos que viven atemorizados con quedarse calvos a raparse.
No hay dos alopecias iguales como no hay dos caras iguales, no se pueden establecer leyes universales en estos temas, es un error. Pero sea cual sea tu caso estoy 100% seguro de que perder ese miedo te ayuda a aportar la solución que sea, incluso cuando la solución es dejar de verlo como un problema.
¿Porque es importante raparse aún sabiendo que no me va a quedar bien?
Por una razón esencial y maravillosa que es perder el temor a que quedarse calvo. Esa daga que te agua la fiesta cada vez que compruebas en el espejo que has perdido más densidad. Esa preocupación odiosa de no encontrar un peinado que te quede bien.
El raparse no es una acción estética.
El raparse ha tenido muchas significaciones a lo largo de la historia. Desde la entrada a una institución militar, a la celebración, incluso, de grandes golpes de suerte.
Actualmente el raparse en el mundo occidental tiene una significación social de reivindicación identitaria en el que te demuestras a tí mismo y a los demás que puedes vivir sin pelo. Y esto es muy reciente.
Que quede bien o que quede mal es secundario.
En una sociedad de espectadores la imagen ha tomado una importancia abrumadora. Al mismo tiempo que ocurria eso, conforme pasamos de ser actores a espectadores, cantidad de hombres comenzaron a raparse y hoy constituye ya casi de facto una moda.
Por todos sistios ves hombres con la cabeza afeitada, algo anecdótico hace un par de décadas. Jovenes, mayores, guapos, feos... Se ha generalizado hasta tal punto que ya no te llama la atención.
Yo pienso que esto no es casual o que tenga una razón de ser estética, sino que es algo social.
Uno puede interpretarlo como una nueva imposición, una moda que viene a ser la falsa solución a la calvicie. Eres calvo, pues rápate que no pasa nada. Pues sino pasa nada, rápate tú. Piensa uno.
Pero cuando son cientos de miles de hombres los que toman esa determinación tan radical puede entenderse que se trata de un reivindicación colectiva de los calvos y no de algo impuesto.
Se interprete como se interprete, lo cierto es que al raparte estás enfrentando de cara tu gran miedo, el perder el pelo y verte calvo.
El raparme me ayudó muchísimo a tener seguridad respecto a la indeterminación de no saber cuando y como me quedaré calvo. Ya no me preocupa tanto como antes la falta de densidad, estoy mucho más agusto con mi imagen de lo que lo estaba antes de dar ese paso.
Tambien me ayudó a confrontar a los demás, todas sus reacciones, muy hostiles y crueles aveces. Muy dramáticas. Exageradamente dramáticas. Ahí es cuando el pelo cobra toda su relevancia social y te das cuenta de toda la magnitud del condicionamiento identitario. Es solo pelo, yo sigo siendo exactamente la misma persona, piensas. Los condicionamientos por la imagen dejan de ser algo progresivo y pasa a convertirse en algo radical.
Tras aquella experiencia que duró casi medio año volví a dejarme el pelo crecer, y la verdad es que ahora disfruto mucho más de lo que me queda y espero seguir haciendolo en los años que están por venir.
Es posible que mi alopecia tenga o no una solución, pero yo ya he dejado de percibirla como un problema. Tengo falta de densidad. Si. Me afea la imagen. Si. Pero ¿Y qué? Hay miles de historias mucho más graves que eso y eso no me va a impedir vivir felizmente. Me condicionará. Si. Pero de hacerlo hasta un punto insoportable tengo opciones radicales y tengo el valor de afrontarlas.
Yo animo desde aqui, de la misma forma que a mi me animaron, a aquellos chicos que viven atemorizados con quedarse calvos a raparse.
No hay dos alopecias iguales como no hay dos caras iguales, no se pueden establecer leyes universales en estos temas, es un error. Pero sea cual sea tu caso estoy 100% seguro de que perder ese miedo te ayuda a aportar la solución que sea, incluso cuando la solución es dejar de verlo como un problema.